
viernes, 27 de julio de 2007
Infinitamete Pequeños

jueves, 26 de julio de 2007
La Religion. Vivo retrato del Mal


miércoles, 25 de julio de 2007
Evolución...?

Procreamos como ratas con el fin de...?toda la evolución humana es algo de lo que tenemos que estar apenados y no orgullosos.
Mas allá de lo lindo que que es el sexo, lo hermoso que debe ser tener un hijo, una parte de vos que sigue viva. Estamos predestinados a reproducirnos y crear. El Arte escapa esto, es una modo de expresión dominado únicamente por su creador. Pero la tecnología, la constitución y los avances en todas las áreas de la ciencia son parte de un proceso al que somos forzados.
Esta todo muy bien pensado, el placer que provoca en sexo, se traduce en reproducción, esto en población y la población requiere avance. cuanto mas gente, mas avance.
Avance hacia donde?
A llenar la tierra de edificios uno al lado del otro? A llenar de basura a este enorme ser vivo llamado tierra, mundo, casa.
No se que es lo que nos impulsa a eso. Pero no es la naturaleza, ni nada referido a esto. Le llamamos evolución: Se denomina evolución a cualquier proceso de cambio en el tiempo. En el contexto de las Ciencias de la vida, la evolución es un cambio en el perfil genético de una población de individuos, que puede llevar a la aparición de nuevas especies a la adaptación a distintos ambientes, o a la aparición de novedades evolutivas.
¿En que no estamos convirtiendo?
domingo, 1 de julio de 2007
Realidad Vs Sensacion

Parábola de la caverna. La liberación como ascensión al mundo inteligible y la educación como orientación de la mirada del alma.
-Ahora represéntate el estado de la naturaleza humana, con relación a la ciencia ya la ignorancia, según el cuadro que te voy a trazar. Imagina un antro subterráneo, que tenga en toda su longitud una abertura que dé libre paso a la luz, y en esta caverna hombres encadenados desde la infancia, de suerte que no puedan mudar de lugar ni volver la cabeza a causa de las cadenas que les sujetan las piernas y el cuello, pudiendo solamente ver los objetos que tienen enfrente. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, supóngase un fuego cuyo resplandor los alumbra, y un camino escarpado entre este fuego y los cautivos. Supón a lo largo de este camino un muro, semejante a los tabiques que los charlatanes ponen entre ellos y los espectadores, para ocultarles la combinación y los resortes secretos de las maravillas que hacen.
-Ya me represento todo eso.
-Figúrate personas que pasan a lo largo del muro llevando objetos de toda clase, figuras de hombres, de animales, de madera o de piedra, de suerte que todo esto aparezca sobre el muro. Entre los portadores de todas estas cosas, unos se detienen a conversar y otros pasan sin decir nada.
-¡Extraños prisioneros y cuadro singular!
-Se parecen, sin embargo, a nosotros punto por punto. Por lo pronto, ¿crees que puedan ver otra cosa de sí mismos y de los que están a su lado, que las sombras que van a producirse enfrente de ellos en el fondo de la caverna?
-No.
-¿Ni cómo habían de poder ver más, si desde su nacimiento están precisados a tener la cabeza inmóvil?
-Sin duda.
-Y respecto de los objetos que pasan detrás de ellos, ¿Pueden ver otra cosa que las sombras de los mismos?
-No.
-Si pudieran conversar unos con otros, ¿no convendrían en dar a las sombras que ven los nombres de las cosas mismas?
-Sin duda.
-Y si en el fondo de su prisión hubiera un eco que repitiese las palabras de los transeúntes, ¿no se imaginarían oír hablar a las sombras mismas que pasan delante de sus ojos?
-Sí.
-En fin, no creerían que pudiera existir otra realidad que estas mismas sombras.
-Es cierto.
-Mira ahora lo que naturalmente debe suceder a estos hombres, si se les libra de las cadenas y se les cura de su error. Que se desligue a uno de estos cautivos, que se le fuerce de repente a levantarse, a volver la cabeza, a marchar y mirar del lado de la luz; hará todas estas cosas con un trabajo increíble; la luz le ofenderá a los ojos, y el alucinamiento que habrá de causarle le impedirá distinguir los objetos cuyas sombras veía antes. ¿Qué crees que respondería si se le dijese que hasta entonces sólo había visto fantasmas y que ahora tenia delante de su vista objetos más reales y más aproximados a la verdad? Si en seguida se le muestran las cosas a medida que se vayan presentando y a fuerza de preguntas se le obliga a decir lo que son, ¿no se le pondrá en el mayor conflicto y no estará él mismo persuadido de que lo que veía antes era más real que lo que ahora se le muestra?
-Así es.
-Y si se le obligase a mirar al fuego, ¿no sentiría molestia en los ojos? ¿No volvería la vista para mirar a las sombras, en las que se fija sin esfuerzo? ¿No creería hallar en éstas más distinción y claridad que en todo lo que ahora se le muestra?
-Seguramente.
-Si después se le saca de la caverna y se le lleva por el sendero áspero y escarpado hasta encontrar a la claridad del sol, ¿qué suplicio sería para él verse arrastrado de esa manera? ¡Cómo se enfurecería! Y cuando llegara a la luz del sol, deslumbrados sus ojos con tanta claridad, ¿podría ver ninguno de estos numerosos objetos que llamamos seres reales?
-Al pronto no podría.
-Necesitaría indudablemente algún tiempo para acostumbrarse a ello. Lo que distinguiría más fácilmente seria, primero, sombras; después, las imágenes de los hombres y demás objetos pintados sobre la superficie de las aguas; y por último, los objetos mismos. Luego, dirigiría sus miradas al cielo, al cual podría mirar más fácilmente durante la noche a la luz de la luna y de las estrellas que en pleno día a la luz del sol.
-Sin duda.
-Y al fin podría, no sólo ver la imagen del sol en las aguas y dondequiera que se refleja, sino fijarse en él y contemplarlo allí donde verdaderamente se encuentra.
-Sí.
-Después de esto, comenzando a razonar, llegaría a concluir que el sol es el que crea las estaciones y los años, el que gobierna todo el mundo visible y el que es, en cierta manera, la causa de todo lo que se veía en la caverna.
-Es evidente que llegaría como por grados a hacer todas estas reflexiones.
-Si en aquel acto recordaba su primera estancia, la idea que allí se tiene de la sabiduría y sus compañeros de esclavitud, ¿no se regocijaría de su mudanza y no se compadecería de la desgracia de aquellos?
-Seguramente.
-¿Crees que envidiaría aún los honores, las alabanzas y las recompensas que allí se daban al que más pronto observaba las sombras a su paso, al que con más seguridad recordaba el orden en que marchaban yendo unas delante y detrás de otras o juntas, y que en este concepto era el más hábil para adivinar su aparición; o que tendría envidia a los que eran en esta prisión más poderosos y más honrados? ¿No preferiría como Aquiles en Homero (1), pasar la vida al servicio de un pobre labrador y sufrirlo todo antes de recobrar su primer estado y sus primeras ilusiones?
-No dudo que estaría dispuesto a sufrir cuando se quisiera antes que vivir de esa suerte.
-Fija tu atención en lo que voy a decirte. Si este hombre volviera de nuevo a su prisión para ocupar su antiguo puesto en este tránsito repentino de la plena luz a la oscuridad, ¿no se encontraría como ciego?
-Sí.
-Y si cuando no distingue aún nada, y antes de que sus ojos hayan recobrado su aptitud, lo que no podría suceder sin pasar mucho tiempo, tuviese precisión de discutir con los otros prisioneros sobre estas sombras, ¿no daría lugar a que éstos se rieran, diciendo que por haber salido de la caverna había perdido la vista, y no añadirían, además, que sería de parte de ellos una locura el querer abandonar el lugar en que estaban, y que si alguno intentara sacarlos de allí y llevarlos al exterior sería preciso cogerle y matarle?
-Sin duda.
-Y bien, mi querido Glaucón, ésta es precisamente la imagen de la condición humana. El antro subterráneo es este mundo visible; el fuego que le ilumina es la luz del sol; este cautivo, que sube a la región superior y que la contempla, es el alma que se eleva hasta la esfera inteligible. He aquí, por lo menos, lo que yo pienso, ya que quieres saberlo. Sabe Dios si es conforme con la verdad. En cuanto a mí, lo que me parece en el asunto es lo que voy a decirte. En los últimos límites del mundo inteligible está la idea del bien, que se percibe con dificultad; pero una vez percibida no se puede menos de sacar la consecuencia de que ella es la causa primera de todo lo que hay de bello y de bueno en el universo; que, en este mundo visible, ella es la que produce la luz y el astro de que ésta procede directamente; que en el mundo invisible engendra la verdad y la inteligencia; y en fin, que ha de tener fijos los ojos en esta idea el que quiera conducirse sabiamente en la vida pública y en la vida privada.
-Soy de tu dictamen en cuanto puedo comprender tu pensamiento.
-Admito, por lo tanto, y no te sorprenda, que los que han llegado a esta sublime contemplación, desdeñan tomar parte en los negocios humanos, y sus almas aspiran sin cesar a fijarse en este lugar elevado. Así debe suceder si es que ha de ser conforme con la pintura alegórica que yo he trazado.
-Sí, así debe ser.
-¿Es extraño que un hombre, al pasar de esta contemplación divina a la de los miserables objetos que nos ocupan, se turbe y parezca ridículo, cuando antes de familiarizarse con las tinieblas que nos rodean, se vea precisado a entrar en discusión ante los tribunales o en cualquier otro paraje sobre sombras y fantasmas de justicia y explicar cómo él las concibe delante de personas que jamás han visto la justicia en sí misma?
-No veo en eso nada que me sorprenda.
-Un hombre sensato reflexionará que la vida puede turbarse de dos maneras y por dos causas opuestas: por el tránsito de la luz a la oscuridad o por el de la oscuridad a la luz; y aplicando los ojos del alma lo que sucede a los del cuerpo, cuando vea a aquélla turbada y entorpecida para distinguir ciertos objetos, en vez de reír sin razón al verla en tal embarazo, examinará si éste procede de que el alma viene de un estado más luminoso, o si es que al pasar de la ignorancia a la luz, se ve deslumbrada por el excesivo resplandor de ésta. En el primer caso, la felicitará por su turbación; y en el segundo lamentará su suerte; y si quiere reírse a su costa, sus burlas serán menos ridículas que si se dirigiesen al alma que desciende de la estación de la luz.
-Lo que dices es muy razonable.
-Si todo esto es cierto, debemos concluir que la ciencia no se aprende de la manera que ciertas gentes pretenden. Se jactan de poder hacerla entrar en un alma donde no existe, poco más o menos del mismo modo que se volvería la vista a un ciego.
-Lo dicen resueltamente.
-¿Resistirán nuestros discípulos la fuerza de estas razones? ¿Se negarían a cargar alternativamente Con el peso del gobierno, para ir después a pasar juntos la mayor parte de su vida en la región de la luz pura?
Conozco gente que tiene novias a las que solo escuchan por teléfono y ven por webcam, conocemos a cantidad de personas por Internet con los que, de otra manera, nunca habríamos topado ni hablado... ¿Qué es más real en estos tiempos, la vida real o nuestra propia percepción de ella?
Como en el mito de la caverna de Platón, Matrix sólo permite ver una deformación de la realidad a una esclavizada humanidad que se contenta con eso. Ideas similares serían desarrolladas por Philip K. Dick (Desafío Total/Total Recall, basada en su relato "Recuerdos al por mayor", ya nos muestra esa dificultad de distinguir lo real de lo ficticio).
Realmente a uno le queda la duda de qué es mejor: ¿la realidad fría y hostil, o la vida ilusoria y fácil del universo virtual de Matrix? Finalmente Neo decide despertar a la humanidad, aunque es muy posible que la ésta no se lo agradezca...